El día de hoy quiero compartir contigo una experiencia personal que viví hace poco.
Cómo tarea de vacaciones, en la escuela de mi niño nos encomendó la maestra, elaborar unas tarjetas con las vocales y los números mismas que utilizarían entrando de vacaciones. El viernes y sábado pasado me dí a la tarea de hacerlas, me llevo bastante tiempo buscar el diseño y que estuvieran vistosas y agradables para que llamarán la atención de mi hijo, eso me entretuvo tanto que ya me encontraba cansada del trabajo y tiempo invertido.
El sábado entonces me dediqué a cortarlas, asi qué elegí hacerlo con una navaja o cutter, luego de haber cortado alrededor de 12 tarjetas, me sentí muy cansada e incómoda y me dije para mis adentros: » voy a terminar las últimas con la tijera» ; sin embargo no hice caso a ese pensamiento y seguí con la navaja insistentemente hasta que sin saber ni cómo, termine casi rebanando mi dedo pulgar, cosa que fue muy dolorosa y frustrante 😣😭😖😧😵😤😩😭😭
Me asusté mucho, Temí que el daño requiriera una visita al hospital, me encontraba Sola con mi niño en ese preciso instante…
Él me vio preocupada y vio mi reacción inmediata de correr al baño a lavar mi herida y buscar venditas, agua oxigenada y todo lo necesario para detener la hemorragia. Lo ví bastante preocupado y preguntaba insistente que me había sucedido. Yo no tenía ganas de darexplicaciones, lo único que tenía eran ganas de gritar y llorar por lo estúpida que me sentí en ese momento, no podía aceptar el accidente que yo misma había provocado, además mi mente me llevo al instante a pensar en que hubiese podido ser mucho peor de lo que era en ese momento y todo por un tonto descuido.
Así se siente algunas veces con las heridas del alma, estamos semi conscientes de que podriamos llegar a sufrir mientras vivimos determinadas experiencias, sin embargo no hacemos caso a las alertas que nuestra mente inconsciente nos envía, seguimos adelante en relaciones infructuosas, en situaciones que nos causan daño, dolor y sufrimiento creyendo fantasiosamente que las cosas podrán cambiar en el camino, sin embargo las cosas no cambian y no sientes lo profundo de la herida hasta que el daño es mucho más profundo. Tal cómo a mi me sucedío con mi dedo. Te sigo contando lo que hice…
Actue rápido y como pude apreté fuertemente mi herida y ví que la sangre se había detenido, decidí que era suficiente con eso, tenía bajo control la situación, a pesar de que me dolía bastante la herida, por lo profundo y lo mucho que la había tenido que apretar para evitar el sangrado , lo que más me dolía era el orgullo 😢.
Lloré de rabia conmigo misma, estaba muy molesta por haber lastimado mi dedo, por no escuchar las señales, por hacer caso omiso de mi inconsciente que me había avisado unos minutos atrás que soltará esa navaja e hiciera las cosas diferente. Lloré porque me dolía lo ocurrido, sobretodo porque no me escuche y me lastime, fue entonces que le pedí perdón a mi dedo. Lo besé y le pedí perdón por mi negligencia.
Desafortunadamente con las circunstancias de la vida nos pasa algo parecido, nos suceden cosas que bien pudieramos haber evitado, las heridas del alma son dolorosas, pero son mucho más dolorosas cuando caemos en ellas bajo nuestra misma negligencia y a sabiendas de que el desenlace ya lo habíamos intuído. Cuando las heridas llegan de esa manera, nuestro orgullo se ve profundamente afectado, nuestra autoestima y valía llega en picada hasta el piso. Nos arrepentimos de la actitud que tomamos, de las decisiones y de los errores y nos auto flagelamos de una forma que en lugar de ayudarnos a salir del pozo nos hunde cada vez más y de una manera profunda y peligrosa.
Algunas personas se quedan en el ¿por qué? se quedan buscando explicación para entender por qué fueron lastimados, por qué los maltrataron de esa forma, por qué la vida les pago mal, por qué Dios no les llevo a un desenlace distinto…
Y en ese proceso el problema se hace más grande, el dolor pasa indiscutiblemente, porque cualquier herida tiene un tiempo de caducidad en donde el dolor se aminora hasta que un día dejas de sentirlo, sin embargo si sigues atorado en esa experiencia ya no hablariamos de dolor sino más bien de que elegiste consciente o inconscientemente quedarte en el SUFRIMIENTO.
He tenido que cuidar más de mi dedo desde entonces, mi herida ha sanado lentamente, fue profunda y yo quería que sanara en pocos días.
El dolor se fue pronto, conforme la herida cerraba, también se iba olvidando aquel momento y entonces me confíe, comencé a hacer las cosas normal de nuevo y mi herida volvió a sangrar, porque aún estaba fresca aunque yo forzé las cosas pore l mismo desespero… sangró poco pero sangro de nuevo. Igual pasa con las heridas del alma, pueden estar frescas y necesitar un cuidado y un proceso antes de volver al ruedo, necesitan ser sanadas y restaurar el equilibrio interno. Para que la herida no se quede a medio sanar, necesitas vivir un proceso, modificar lo que te hace sentir el simple recuerdo, darte cuenta que ya has dejado ir los temores y miedos, sanar de verdad y dejar de vivir en el miedo, en el recuerdo o en la paralisis por un trauma que sigue activandose a travéz del tiempo. Curar no significa dejar que el tiempo lo sane por si sólo, porque necesitas curar la herida que se a abierto, limpiar, desinfenctar, cubrir y permitir que seque la herida hasta que la cicatriz este verdaderamente formada y sanada. El tiempo por sí solo nada sana, para ello tienes que ayudarte para conseguirlo. Te invito a que solicites una sesión informativa GRATIS escribiendo a contacto@psicoamor.com o envíame un WhatsApp a +5215515894186 con la leyenda:
“Hola Sandra soy (tu nombre) de (Pais) deseo una sesión informativa contigo para sanar mis heridas, gracias”.
Con la herida de mi dedo entonces yo sentí qué…
Me volvió el temor, me volvió la culpa y me volvió no el dolor pero si me quedé como en sufrimiento, quejándome por lo lento que sanaba, por no poder hacer las cosas bien, de nuevo, temiendo que se infectara, en fin, me moví a un espacio de sufrimiento.
Ahora veo mi dedo y sé que la herida ha cerrado, también sé que necesita algo de tiempo. Qué no hay dolor ya, solo sensibilidad y sobretodo la huella del recuerdo. La imagen de la experiencia vivida, de todo lo que pasó y como lo viví en su momento. Le estoy dando el tiempo propicio para no hacer que sangre de nuevo. Quiero que se sane por completo y me he comprometido con permitirle que lo haga a su ritmo.
SÉ Qué ya esta del otro lado, ESTÁ mucho mejor. Cicatrizando, sanando por completo. Qué solo me queda aprender de está experiencia, crecer con ello y evitar que algo así vuelva a pasarme, revisar mis errores, corregirlos y dejar de sufrirlos. PORQUE RECUERDA QUE EL DOLOR PASA PERO EL SUFRIMIENTO SE QUEDA Y SE QUEDARA CONTIGO HASTA QUE TÚ TOMES LA DECISIÓN DE SOLTARLO Y VOLVER A SER FELIZ AHORA MISMO CON TU VIDA.
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